Sin alianza, la UCR de San Luis se queda sin candidatos y sin chances en las elecciones nacionales de octubre.
La UCR de San Luis volvió a ser noticia este fin de semana, pero no por levantar vuelo, sino por dar señales de parálisis. La Convención Provincial del centenario partido resolvió, mediante la Resolución N°3, que si no logra formar un frente electoral para las elecciones nacionales de octubre, simplemente… no participará. Nada de lista propia. Nada de rebeldes con causa. Nada.
¿El detonante? El gobernador Claudio Poggi, ex aliado de la UCR, decidió dinamitar el frente Ahora San Luis, esa estructura electoral que los había cobijado en las provinciales de mayo. Y claro, con la salida de Poggi, los radicales se quedaron sin paraguas ni piloto. Ahora, buscan un nuevo espacio como quien llega tarde a una fiesta y ya no queda nadie sobrio.
La resolución no se anda con vueltas: si no hay frente, no hay boleta radical en octubre. Pero eso no es todo. También deja claro que ningún afiliado podrá anotarse en otras listas o frentes, cerrando cualquier puerta a jugadas personales. O estamos todos, o no va nadie. Democracia interna al palo.
No todo es desesperación. El texto aprobado por la Convención autoriza a las mesas del Comité Ejecutivo Provincial y de la Convención a negociar con otros partidos, siempre que compartan principios. La UCR no va a chapear con cualquiera: se exige afinidad con la democracia republicana, las libertades cívicas, el federalismo y la igualdad de oportunidades. En otras palabras: “charlamos, pero no con cualquiera que nos sonría”.
Pero el tiempo no juega a favor. El cronograma electoral nacional ya está en marcha y los plazos para cerrar alianzas se acortan como una frazada en invierno. Mientras los partidos nacionales arman sus frentes, en San Luis los radicales hacen reuniones para ver si se ponen de acuerdo en algo.
Lo que sorprende (o no tanto) es el vacío político en el que queda el radicalismo puntano. Sin referentes nacionales fuertes en la provincia, con una estructura debilitada y con el radicalismo nacional mirando para otro lado, el escenario es casi de “intrascendencia administrada”.
Los jóvenes radicales ven en esto una muestra más del desenganche entre la estructura partidaria y la realidad política nacional. ¿Cómo construir poder sin candidatos? ¿Cómo entusiasmar a una nueva generación si la propuesta es no jugar?
Algunos ya lo dicen sin vueltas: «la UCR de San Luis parece más un club de lectura que un partido político».
Y mientras tanto, Poggi sigue consolidando su armado, dejando a sus exsocios buscando oxígeno en un ambiente que se vuelve cada vez más cerrado.
La UCR, que alguna vez fue el motor de la democracia argentina, hoy en San Luis parece más interesada en no perder la compostura que en ganar elecciones. Con una decisión que suena más a rendición anticipada que a estrategia política, se encaminan a un nuevo ciclo de irrelevancia electoral.
Porque si la política es presencia, mensaje y disputa de poder… entonces decidir no estar es directamente borrarse.