La ratificación del fallo contra Cristina Fernández de Kirchner reconfigura el tablero político nacional. Mientras gobernadores y referentes alineados al kirchnerismo expresan apoyo explícito, el peronismo de San Luis se moviliza desde su sede provincial sin presencia en el encuentro nacional. ¿Se trata de una reactivación orgánica o de una adhesión estratégica al clamor por la libertad de Cristina?
La Corte Suprema ratificó el fallo que condena a seis años de prisión efectiva e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner por la denominada «Causa Vialidad». Esta decisión reavivó tensiones internas en el peronismo nacional y volvió a poner en evidencia las diferencias estratégicas entre los espacios que componen el movimiento. En ese contexto, la convocatoria del Consejo Nacional del Partido Justicialista evidenció un claro alineamiento de los sectores kirchneristas más firmes y también dejó en evidencia las ausencias.
Uno de los casos más notorios fue el del justicialismo puntano. A pesar de no haber enviado delegados a la reunión presencial del PJ nacional, la conducción del partido en San Luis organizó un encuentro paralelo en la sede provincial, sumándose de forma virtual a la discusión. La escena reflejó una posición ambigua: adhesión al discurso de resistencia frente a lo que consideran una “proscripción política”, pero sin una integración plena a la estructura nacional que lidera el kirchnerismo.
El acto encabezado por el expresidente del PJ provincial, Alberto Rodríguez Saá, mostró una retórica de fuerte contenido social, con críticas a la situación económica nacional y denuncias de hechos irregulares dentro de la administración provincial. Sin embargo, el foco del encuentro giró también en torno al fallo contra Cristina Fernández de Kirchner. Rodríguez Saá trazó un paralelismo entre el contexto judicial nacional y los hechos locales, sugiriendo que ambos responden a maniobras de persecución política. Esta visión, sin mencionar directamente los argumentos legales del fallo, buscó enmarcar la condena en una narrativa de injusticia estructural y atropello institucional.
No obstante, una mirada más detenida permite cuestionar si esta postura del PJ de San Luis representa una auténtica reactivación partidaria o una estrategia táctica para alinearse con el núcleo kirchnerista ante una coyuntura sensible. Las palabras de una referente militante durante el acto provincial fueron elocuentes: “Este PJ volvió a llenarse gracias a Cristina”. La declaración revela no solo la magnitud de la convocatoria, sino el reconocimiento implícito de que la figura de la expresidenta sigue siendo, para algunos sectores, el principal motor de movilización.
Este fenómeno no es menor, considerando el rechazo que, durante años, sectores del peronismo puntano manifestaron hacia Cristina Kirchner y su liderazgo. La distancia política e ideológica fue notoria, e incluso se expresó públicamente en diversas oportunidades. Que hoy ese mismo espacio utilice su figura como eje de convocatoria abre un interrogante crucial: ¿hay un verdadero cambio de postura o se trata simplemente de un aprovechamiento coyuntural frente a un escenario electoral inminente?
El caso de San Luis se inscribe dentro de una tendencia más amplia: gobernadores y dirigentes que no estuvieron físicamente en la sede nacional del PJ se expresaron en redes sociales o mediante participación remota. La mayoría apeló a la defensa de los derechos políticos de Cristina y al rechazo de una “Justicia al servicio del poder”, sin profundizar demasiado en los fundamentos del fallo ni en su gravedad institucional. En ese sentido, la reactivación del peronismo no parece homogénea ni sincera en todos los frentes, sino más bien una estrategia fragmentada que responde a la necesidad de reagruparse en torno a un símbolo, en tiempos de crisis.
La eventual marcha convocada para acompañar a la expresidenta en su comparecencia judicial, junto a las futuras reuniones con gobernadores y gremios, podría redefinir aún más la línea divisoria entre quienes se suman por convicción y quienes lo hacen por necesidad política. La provincia de San Luis, con su historia de autonomía dentro del peronismo nacional, se encuentra en esa encrucijada. La reaparición pública de dirigentes históricos, la apertura a nuevos espacios militantes y el llamado a “ganar la calle” suenan como los viejos códigos del PJ tradicional, pero la pregunta sigue abierta: ¿lo hacen por Cristina o por ellos mismos?