El Ejecutivo municipal presentó este viernes ante el Honorable Concejo Deliberante el Cálculo de Gastos y Recursos para el ejercicio fiscal 2026. Como es habitual, el presupuesto refleja equilibrio financiero y contempla tanto la inversión en mantenimiento de servicios como en obras de capital.
Este presupuesto está compuesto por un 51% de recursos provenientes de la Provincia, a través de la Coparticipación, y un 49% de recursos propios del municipio, correspondientes a la recaudación de tasas y servicios. La distribución es clara: 50% para gastos de capital y 50% para gastos corrientes, con especial atención al mantenimiento y prestación de servicios públicos.
Desde el Ejecutivo destacan que, a pesar del contexto económico nacional que afecta a todos los municipios, la gestión mantiene el equilibrio: no gastar más de lo que se ingresa y dividir los recursos equitativamente entre funcionamiento y desarrollo de infraestructura.
Sin embargo, el análisis de los números revela un panorama que merece ser observado con atención. Según el propio informe municipal, el costo de los servicios supera ampliamente lo que abonan los vecinos.
Por ejemplo, el servicio de agua potable tiene un costo promedio mensual de $6.199 por vivienda, mientras que el vecino paga $4.140. Esto significa que el municipio subsidia alrededor del 44,5% del costo total. La brecha es aún mayor en otros servicios: el alumbrado público cuesta $11.882,87 por vivienda, pero los vecinos solo abonan $1.725. El servicio de cloacas tiene un costo de $1.926,58 por vivienda, frente a un pago de $517,50 por parte de los vecinos.
Estos datos ponen de relieve la tensión entre la necesidad de mantener los servicios y la recaudación real. Es indispensable que la sociedad conozca el presupuesto, los subsidios y los gastos, pero también es necesario un enfoque que combine transparencia con criterio: recibir sin dar puede generar desigualdad en la prestación de los servicios.
Aquí es donde entra el debate político: un gobierno municipal responsable debe equilibrar sus cuentas, pero también garantizar que los vecinos reciban servicios de calidad. No basta con publicar números si estos no se traducen en calles limpias, agua potable constante, alumbrado eficiente y espacios públicos seguros.
En otras palabras, la presentación del presupuesto es un acto administrativo necesario, pero no suficiente. La ciudadanía necesita comprender cómo se manejan los recursos, pero también necesita vivir con dignidad y acceder a servicios en condiciones. El equilibrio financiero no puede justificar que el costo real de la prestación recaiga en quienes menos pueden pagar.
El desafío del municipio es, entonces, mantener la sostenibilidad económica sin sacrificar la calidad de los servicios. La transparencia y la información son un primer paso; el segundo, quizás más importante, es la eficiencia en la gestión y la equidad en la distribución de los recursos.
En conclusión, presentar un presupuesto equilibrado es indispensable para el correcto funcionamiento del municipio. Pero, más allá de los números, los ciudadanos exigen resultados concretos. La política municipal debe mirar más allá del papel, garantizar derechos básicos y equilibrar sus cuentas con justicia social.