Milei prepara un “nuevo plan de convertibilidad” con el aval de Washington

Tras el rescate financiero de Estados Unidos y un swap por 20 mil millones de dólares, el gobierno libertario se encamina a reflotar un modelo de paridad cambiaria. Antonio Aracre, exasesor de Alberto Fernández y actual panelista de Indomables, anticipó el anuncio. La postal se completará con la foto que Milei busca: la de un aliado en la Casa Blanca.

El regreso del uno a uno (versión siglo XXI)

La escena parece calcada de un déjà vu económico: un país endeudado, la promesa de estabilidad y una figura presidencial que apuesta todas sus fichas a la convertibilidad. Pero no, no es 1991. Es 2025, y el libreto vuelve a circular, esta vez con Javier Milei en el rol protagónico y con Estados Unidos como socio estelar.

Antonio Aracre, economista y exasesor del gobierno de Alberto Fernández —hoy devenido panelista del ciclo Indomables en C5N—, lanzó la bomba este sábado por la noche: el presidente Milei anunciará el próximo martes un “nuevo plan de convertibilidad”. El detalle no menor: el anuncio llegaría después de su encuentro con Donald Trump en la Casa Blanca.

El contexto, claro, no es casual. Argentina acaba de recibir un salvataje financiero de Washington que incluye un swap de 20 mil millones de dólares. Según Aracre, esa maniobra abre las puertas para “volver a soñar con la convertibilidad que nos dio estabilidad durante una década”. Una afirmación que resuena fuerte en un país que todavía no olvida el costo social de aquel “sueño” noventista.


Los pilares del nuevo plan

Aracre, muy alineado a las ideas del gobierno libertario, definió el plan como “un puente de cinco años” hasta que los dólares del litio, el gas y el petróleo empiecen a fluir. Un puente que, dicho sea de paso, no garantiza el destino del camino.

El primer pilar, explicó, será el swap como garantía de deuda: “Con esos 20 mil millones del Tesoro norteamericano podemos cubrir los pagos de deuda sin usar reservas”. Traducido: el país vuelve a financiarse a sí mismo con una promesa, esta vez rubricada por Washington.

El segundo punto, más delicado, es la intervención directa de Estados Unidos en el mercado cambiario argentino. Según Aracre, el secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent, “va a intervenir en cantidad y en frecuencia las veces que sea necesario para mantener el tipo de cambio dentro de las bandas que definió Luis Caputo”.
En otras palabras, la política monetaria argentina quedaría condicionada por las decisiones del Tesoro estadounidense.

El tercer pilar —y el más político de todos— es el alineamiento geopolítico: “Argentina es el único país estratégico que puede ayudar a Estados Unidos a desalojar a China del continente”, sostuvo Aracre sin rodeos.
No se trata solo de economía: el “nuevo plan” es también una jugada en el tablero global.


La memoria corta y los ecos del pasado

El entusiasmo del economista no fue compartido por todos en el panel. Pablo Ladaga, periodista deportivo y habitual voz de sentido común entre tanta teoría, puso el freno: “La convertibilidad hizo mucho daño. Menem para sostenerla vendió todo. Entregó el Estado a los privados”.
Y agregó, con ironía: “Es Papá Noel… Trump”.

La frase arrancó risas, pero encierra una advertencia seria: la historia argentina ya demostró que la estabilidad importada tiene fecha de vencimiento. Y que cada rescate financiero con sello extranjero suele venir con condiciones que no se explicitan en conferencia de prensa.


Un déjà vu con sello libertario

Mientras el oficialismo celebra el “respaldo internacional”, la oposición observa en silencio un déjà vu con libreto reciclado. Convertibilidad, paridad, salvataje, estabilidad. Palabras que ya protagonizaron un capítulo que terminó mal.
La diferencia es que, esta vez, el “uno a uno” no busca un ancla para los precios, sino una ancla política: la validación externa de un gobierno que necesita mostrar resultados tangibles antes de que la paciencia social se agote.

Aracre, con su optimismo televisivo, lo resumió con tono de época: “Estamos en condiciones de volver a soñar”.
Quizás. Pero en Argentina, los sueños económicos suelen venir sin garantía de devolución.

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