¡Los senadores no existen! Una encuesta revela que casi nadie los conoce y a los más famosos los odian

Un nuevo estudio de CB Consultora dejó al descubierto la cruda realidad del Senado argentino: más del 70% de los legisladores nacionales son casi desconocidos fuera de sus provincias, y entre los que tienen mayor visibilidad, predomina el rechazo. El ranking reveló que el podio lo ocupan tres mujeres, pero con niveles de imagen más negativos que positivos.

Una nueva encuesta nacional midió las imágenes de los 72 senadores y dejó al desnudo un escenario que inquieta tanto a la política como a la ciudadanía. Los datos del relevamiento de CB Consultora Opinión Pública, realizado sobre 1.325 casos en todo el país, con un margen de error de ±2,7%, muestran una radiografía alarmante del estado de representación parlamentaria en Argentina.

El primer dato que sobresale es el altísimo nivel de desconocimiento. Más de 50 senadores, es decir, casi el 70% de la Cámara alta, obtuvieron un porcentaje de «no sabe/no contesta» superior al 70%. Legisladores elegidos para representar provincias enteras son, en la práctica, invisibles para el ciudadano promedio.

Pero el otro dato, igual de preocupante, es que los pocos que sí tienen notoriedad pública arrastran un alto nivel de rechazo. El estudio no se basó en la imagen positiva pura, sino en el “diferencial de imagen” (la diferencia entre las valoraciones positivas y negativas), lo que permite neutralizar el efecto del desconocimiento y comparar con mayor justicia.

Llamativamente, las tres senadoras con mejor imagen diferencial son mujeres: Carolina Losada (UCR), María Florencia López (Frente Nacional y Popular) y Edith Terenzi (Despierta Chubut). Sin embargo, incluso ellas tienen un diferencial negativo: Losada lidera con –1,6 (34,8% positiva y 36,4% negativa); López le sigue con –6,2 (7,3% positiva y 13,5% negativa); y Terenzi cierra el podio con –6,5 (4,8% positiva y 11,3% negativa).

En el otro extremo, el ranking de los peores senadores lo encabeza Alicia Kirchner, con un diferencial de –38,3 puntos (19,3% positiva y 57,6% negativa), seguida por Juan Manzur (–37,9) y Oscar Parrilli (–37,6), todos vinculados al kirchnerismo. Les siguen Martín Lousteau (UCR) con –36,7 y el libertario Bartolomé Abdala con –32,5, quien ocupa nada menos que la presidencia provisional del Senado.

El resto del «top ten negativo» lo completan Claudia Zamora (–31,1), Eduardo Vischi (–25,2), Vilma Bedia (–24,3), Juan Carlos Romero (–23,3) y Beatriz Ávila (–22,4), una mezcla de representantes oficialistas y opositores, que confirma que la desafección política atraviesa todo el espectro.

Mientras tanto, otros nombres de peso aparecen en posiciones bajas, pero sin tanto castigo. Sergio Uñac, exgobernador de San Juan, aparece con –6,8 de diferencial; Francisco Paoltroni, un aliado de Milei, con –7,1; y Luis Juez, con un visible 33,1% de imagen positiva, pero también un 40,4% de negativa, que lo deja con un diferencial de –7,3.

En términos generales, el informe de CB refleja un Congreso desconectado de la ciudadanía, donde la mayoría de los legisladores no logra posicionarse ante la opinión pública, y aquellos que sí lo hacen, arrastran niveles de rechazo tan altos que comprometen seriamente su capital político.

La pregunta que queda flotando tras leer los datos es contundente: ¿quién representa realmente a los argentinos en el Senado? Porque lo que queda claro es que, al menos en términos de imagen, no son ni conocidos, ni queridos.

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