El ex funcionario de Desarrollo Social en la gestión Fernández quiere representar a los sectores postergados con una agenda de trabajo, organización y empleo joven.
Leonardo Moyano, ex secretario de Articulación de Política Social durante el gobierno de Alberto Fernández, oficializó su precandidatura a diputado nacional por el Partido Justicialista con un mensaje que apunta directamente al abandono social.
“Quiero representar a las y los puntanos que hoy se sienten solos, desamparados, olvidados. No para calentar una banca, sino para ponerla al servicio de las causas justas. Con memoria, con trabajo y con futuro”, expresó.
Su lanzamiento no es solo testimonial. Moyano despliega una visión combativa del presente político y económico. Apunta a reconstruir la confianza con la gente desde el territorio y con una bandera clara: Estado presente y trabajo digno.
“No vengo a pedir un lugar. Vengo a representar lo que ya venimos haciendo: poner el cuerpo, estar en los barrios, representar a los sectores, escuchar, construir con otros. Estoy convencido de que, con organización, Estado presente y trabajo digno, podemos volver a levantar lo que otros dejaron caer”, afirmó.
Desde su experiencia en la gestión pública, Moyano propone una agenda que pone al trabajo en el centro. “Defender el empleo, potenciar el cooperativismo, las pymes, el emprendedurismo y generar políticas reales para el primer empleo y el empleo joven”, sintetizó como ejes de su programa.
Con perfil militante, Moyano reivindica su origen en la base. Nacido en Saladillo, estudió en la Universidad Nacional de Río Cuarto y fue presidente de la Federación Universitaria, lo que marcó sus primeros pasos de compromiso colectivo. En octubre de 2022, la ministra Victoria Tolosa Paz lo designó como secretario nacional en el Ministerio de Desarrollo Social.
En su red social X se define como peronista, cristiano e hincha de Racing, una combinación que apela al corazón popular con identidad, fe y fútbol. Pero más allá de eso, lo mueve una causa: recuperar la voz de quienes fueron silenciados por la exclusión.
Su candidatura se inscribe en un contexto político complejo, donde los discursos del ajuste y la meritocracia individual dominan la escena. En ese marco, Moyano planta bandera desde el modelo solidario, territorial y productivo.
Con 38 años, representa una nueva camada de dirigentes justicialistas que busca renovar el vínculo con la juventud y los trabajadores, sin resignar las banderas históricas. La consigna es clara: organizarse para resistir y proponer.
Moyano no oculta su crítica al actual estado de cosas, pero se diferencia de la queja vacía. Viene con propuestas, con militancia activa, y sobre todo, con calle.
Mientras algunos se encierran en roscas y redes, Moyano camina los barrios. Sabe que el voto no se gana solo con marketing, sino con coherencia, compromiso y presencia. Esa parece ser la fórmula que propone: escuchar, estar, organizar y actuar.
En octubre, su nombre estará en las boletas del Partido Justicialista. Pero su desafío va más allá de una elección: busca reencantar a un electorado golpeado, descreído, cansado del abandono.