El FMI pone freno a Milei y Caputo: sin dólares, sin respaldo y con la soga al cuello

El silencio del FMI tras su visita a Buenos Aires expone el fracaso del plan económico de Milei y la creciente desconfianza internacional.

El silencio atronador del FMI tras su visita a Buenos Aires no es casual ni diplomático. Es un mensaje claro: el programa económico de Javier Milei y Luis Caputo está fallando, y no hay forma elegante de disfrazarlo.

El 13 de junio se cumplió la última revisión del acuerdo con el Fondo, y la misión del organismo, al terminar su visita reciente al país, evitó pronunciarse. ¿Por qué? Porque no tienen nada bueno que decir.

La clave está en un informe interno, elaborado por Max Alier, jefe de la oficina del FMI en Argentina y considerado una mente brillante del organismo, apodado “el Nash del Fondo”. Alier, de origen costarricense y con estudios en Chile, fue categórico: se incumplieron metas fiscales, no se acumularon reservas y hay desequilibrios monetarios alarmantes.

Según el informe, si los fondos Money Market enfrentan mayores encajes, podrían dejar de comprar Lecaps. Esto, sumado a la débil absorción de pesos vía Bopreal y la retirada de las Lefis, pone presión directa sobre el tipo de cambio. Las bandas del dólar podrían colapsar si no hay medidas urgentes.

Este diagnóstico, demoledor, fue comentado a LPO por fuentes con acceso a las discusiones internas. El informe también sugiere que las tasas deberán subir, en abierta contradicción con el discurso de remonetización que repiten Milei y Caputo en sus shows de streaming.

Como si esto fuera poco, fracasó la licitación de los Bopreal: ni la tasa alta ni el dólar caro lograron tentar al mercado. Sin financiamiento y sin confianza, el plan se tambalea.

Luis “Toto” Caputo está cada vez más replegado. Ordena a distancia a su viceministro José Luis Daza, quien vive entre Washington y Nueva York buscando desesperadamente destrabar el desembolso de USD 2.000 millones que el FMI tiene congelado.

Daza también trata de que el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, cumpla la promesa de girar USD 5.000 millones a la Argentina si era necesario. Ese momento parece haber llegado, pero la interna entre Trump y Jerome Powell por el control de la Reserva Federal ha desplazado a Argentina del radar.

Mientras tanto, en Wall Street ya no alcanza con promesas de libre mercado. El informe lapidario de J.P. Morgan expuso la falta de rumbo macroeconómico y advirtió por la fragilidad política del Gobierno, sobre todo tras su ruptura con los gobernadores aliados.

“Justo ahora venís a vernos, cuando dijeron que la revisión de junio estaba garantizada”, le espetó un operador financiero a Daza. En ese universo, la fe en el experimento libertario se está evaporando.

Además, el Congreso avanza con aumentos a jubilaciones, fondos para universidades, hospitales y reparto de ATN, todos gastos que el Gobierno no puede frenar. Esto pone en duda la capacidad de Milei para controlar el gasto.

Y el mensaje del FMI fue claro: si no se privatizan al menos 20 empresas públicas entre octubre y fin de año, el apoyo político al programa podría cortarse.

Los números hablan por sí solos. El acuerdo proyectaba un riesgo país de 550 puntos para 2025. Hoy está en 700. El déficit de cuenta corriente debía ser -0,4% del PBI. Ya va en 2,1%. Y las reservas, que debían acumularse, están USD 6.000 millones por debajo de la meta.

El FMI no solo le pisó el desembolso a Milei y Caputo. También le está pisando la ilusión libertaria.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *