¿Ariel Ayello, vocero de la verdad rural o devoto de turno?

El presidente de la Sociedad Rural Río V denuncia hoy una situación de «quebranto total» en el campo de San Luis. Pero hasta hace semanas, en actos oficiales y con subsidios de por medio, parecía el más agradecido con el gobierno de Claudio Poggi. Productores lo cuestionan y piden coherencia: ¿cuál es el verdadero Ayello?

La crisis del sector agropecuario en San Luis no es nueva, pero en estos días ha tomado una dimensión inédita. La voz que encabeza las denuncias es la de Ariel Ayello, presidente de la Sociedad Rural Río V, quien desde Villa Mercedes alertó que «hay una situación de quebranto generalizado en todos los rubros». Ganadería, agricultura, tambo: todos en caída libre.

Ayello asegura que «no hay uno que se salve» y habla de una cadena productiva en colapso, donde los productores trabajan a pérdida, cierran explotaciones familiares y ven cómo se liquida el capital productivo sin ningún tipo de contención estatal.

“En ganadería estamos viendo liquidación de vientres, en agricultura hay pérdidas que ya no se pueden cubrir ni con créditos, y los tambos están en extinción”, afirmó con preocupación.

Hasta allí, todo en tono de dirigente combativo. Pero el mismo Ayello que ahora clama por un Estado presente, hace apenas unos meses se mostraba sonriente y elogioso con el gobierno de Claudio Poggi, en el marco de la Exposición Rural Río V. Según productores que estuvieron allí, «le quedaban chicas las rodilleras» por la actitud deferente hacia los funcionarios que le habían garantizado una media hora de discurso y una ayuda económica.

En redes sociales, la contradicción no pasó inadvertida. «Es raro lo de Ayello», desliza un posteo viral. «Cuando hay subsidios oficiales, es un chupamedias del Gobierno de Turbo. Pero antes o después de esos momentos, dice verdades duras sobre el campo puntano. Ese es el Ayello que se necesita», aseguran productores consultados.

La relación entre el dirigente rural y el poder provincial tiene una tensión creciente. Una fuente interna de la Rural no ocultó la indignación de Ayello tras conocerse que el gobierno de Poggi otorgó un préstamo millonario a una empresa del empresario Felipe Tomasevich, a través del Consejo Federal de Inversiones (CFI), sin mayores explicaciones públicas.

«Es una estafa a quienes creímos en un cambio», denunció la fuente. Y agregó: «El Ariel se lo va a decir en la cara al caradura de Trombotto y a Poggi».

La falta de apoyo estatal al sector productivo se traduce en caminos rurales intransitables, infraestructura hídrica deficiente —con zonas anegadas y otras sin agua—, ausencia de financiamiento accesible y cero inversión básica para sostener la actividad.

“No pedimos privilegios, pedimos condiciones para trabajar”, enfatizó Ayello.

La situación se agrava con un contexto nacional hostil: insumos dolarizados, inflación sin control, precios deprimidos y una presión fiscal que asfixia a los pequeños y medianos productores.

En el caso de los tambos, el escenario es dramático: “Cada vaca que se va del tambo es un símbolo de que algo se está rompiendo”, resumió el dirigente.

Desde la Sociedad Rural Río V, se reclama una mesa de diálogo urgente con el gobierno y los legisladores, advirtiendo que «sin producción, no hay desarrollo ni arraigo posible en el interior de San Luis».

Ayello cerró su último discurso con una frase potente:

“Sabemos trabajar, sabemos producir. Lo que necesitamos es que nos dejen hacerlo en condiciones razonables. El campo puede ser parte de la recuperación de San Luis, pero no puede hacerlo solo y abandonado”.

La historia reciente muestra a un Ayello oscilante entre dos roles: el crítico certero que retrata con datos una realidad rural devastada, y el dirigente que en actos oficiales, con micrófono y subsidios en mano, ensaya loas al poder que lo convoca.

Esa ambivalencia genera desconfianza en las bases rurales, que exigen liderazgo claro, coherencia y valentía sostenida. No se trata solo de denunciar cuando se apagan las luces del escenario, sino de representar, siempre, a quienes están dejando la vida en el campo.

Porque como dijo un productor: “El problema no es lo que dice Ayello. El problema es cuándo lo dice y a quién le conviene en ese momento.”

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